Cuentos de un minuto
Si quisiera dármelas de intelectual podría decir que estaba interesado en la literatura centroeuropea de mediados del siglo XX, que hacía tiempo que me sentía sumamente atraído por la literatura húngara y que estudiándola descubrí esta maravillosa obra. Sería bonito, pero estaría mintiendo. Esa no fue la forma en que Cuentos de un minuto, de István Örkény llegó a mi. El hallazgo fue mucho más sencillo y casual, más instintivo, pues lo descubrí en los estantes de una de mis librerías favoritas, en la calle del Príncipe de Madrid. Su título fue definitivo para que me fijara en él, lo asiera, lo hojeara… Y sí, en un minuto había leído uno o dos cuentos y desde ese mismo minuto me quedé como enganchado a sus páginas, sin poder dejar de leer.
Siempre me han gustado los cuentos, por su brevedad, su concisión y el buen sabor de boca que te dejan cuando están bien escritos. Un buen cuento sirve para ilustrar, (ya los sabían los clásicos nuestros como don Juan Manuel o Samaniego), para conmover, para hacer pensar, para estimular la imaginación, para aprender a fantasear y, cómo no, para disfrutar escuchando o leyendo las cosas que les pasan a otros. Pero Cuentos de un minuto tiene algo más que todo eso, algo diferente, algo especial. Quizá sea esa mezcla de surrealismo y humor, si no negro, oscuro. Puede que sea su estilo filosófico y casi grotesco. Tal vez se trate de ese empeñarse en romper moldes haciendo del cuento una estructura narrativa mucho más flexible, utilizando muchas veces el diálogo como vehículo, dándole una importancia clave al título de cada narración, disfrazando el relato de noticia periodística, situando al lector en un punto de vista atípico e inquietante.
Hace poco he leído que este librito de Örkény, publicado en 1967, supuso toda una novedad en la literatura universal, que es todo un clásico de la literatura húngara, y que sólo existe esta edición en español, del año 2006. ¿No es demasiado tiempo para que alguien se diera cuenta de la necesidad de traducirlo? En todo caso: gracias, traductora.
Yo no sabía nada de literatura húngara, lo confieso, pero después de esta lectura siento un creciente interés por saber algo más, y en algún momento tendré que saciar mi curiosidad. Por el momento lo que haré será transcribiros aquí uno de los cuentos para despertar la vuestra en menos de un minuto.
Hogar
La niña tenía cuatro años, de manera que con seguridad sus recuerdos eran confusos. Su madre, para hacerla consciente del inminente cambio, la llevó hasta la cerca de alambre de púas y, de lejos, le mostró el tren.
– ¿No te alegras? Ese tren nos llevará a casa.
– Y entonces ¿qué va a pasar?
– Entonces estaremos en nuestro hogar.
– ¿Qué es un hogar? – preguntó la niña.
– Donde vivíamos antes.
– Y allí ¿qué hay?
– ¿Te acuerdas todavía de tu osito? Quizás también estén allí tus muñecas.
– Mamá – preguntó la niña -, ¿en casa también hay guardias?
– No, allí no hay.
– Entonces – preguntó la niña -, de allí ¿podremos escapar?
István Örkény, «Hogar», del libro Cuentos de un minuto, (Trad. Judit Gerendas, Editorial Thule, 2006).
Título: Cuentos de un minuto.
Autor: István Örkény
Editorial: Thule ediciones
Nº de páginas: 224
ISBN: 978-84-96473-53-9
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