Hitchcock, la película. 
Hace unos meses apareció en DVD la película Hitchcock, protagonizada por Anthony Hopkins que da vida al personaje del llamado maestro del suspense. No tuve la oportunidad de ir al cine a ver el largometraje, así que ahora que he tenido la oportunidad de hacerlo.
Tengo que decir que tenía muchas ganas de verla y albergaba grandes expectativas y tal vez por ello, transcurridos los noventa y ocho minutos que dura el film, me sentí algo decepcionado. Y digo “algo” porque la decepción, afortunadamente, no es total.
La película está rodada con gusto, los ambientes y la fotografía es de calidad y los actores realizan una gran interpretación, en especial y como no podía ser menos, Anthony Hopkins, aunque desafortunadamente tuve la sensación durante todo el visionado de estar observando al célebre actor “disfrazado” de Alfred Hitchcock en lugar de creerme el personaje.
Lo que le falla a la película, en mi opinión, es la simplicidad de la trama y del argumento. El director se ha limitado a plasmar el momento, las circunstancias y las vicisitudes que rodearon el rodaje de Psicosis, agregándole tan solo la especial relación sentimental entre Hitchcock y su esposa Alma Reville, conocida como Lady Hitchcock.
El tratamiento de los personajes secundarios me parece simplón, e incluso enojoso. Anthony Perkins, Janet Leigh y Vera Miles, los actores principales que dieron vida a los protagonistas de Psicosis, no salen muy bien parados en este retrato cinematográfico y en mi opinión son tratados como personajes planos y carentes de personalidad propia.
No obstante resulta interesante ver la película para enterarse de alguna que otra circunstancia referida al rodaje de la obra maestra del señor Hitchcock, como la influencia que en él tuvo su esposa Alma.
Me quedo con una frase de la crítica de Elizabeth Weitzman en el New York Daily News: «No aprenderás mucho sobre Alfred Hitchcock de este eficiente y superficial biopic de Sacha Gervasi, pero disfrutarás de la experiencia de todos modos.”
Sobre Psicosis 
Una chica atractiva. Un robo. Una huída. Un policía acechando. Un motel desierto. Una casa solitaria. Una ducha. Un brutal asesinato. Una intriga que va creciendo más y más a medida que la película avanza. Con estos ingredientes comienza a construirse uno de los títulos más famosos de la historia del cine. Gracias a Psicosis, Hitchcock conquistó al público adolescente, siempre ávido de historias terroríficas. Con un presupuesto de ochocientos mil dólares, la película llegó a recaudar más de trece millones en vida del director y constituyó el mayor éxito de su carrera.
Si eres de los pocos que aún no ha visto la película, deja de leer esta reseña pues puede desvelarte algunos de los puntos clave, giros narrativos y trucos dramáticos que Hitchcock utiliza a la perfección para construir una película verdaderamente redonda.
En Psicosis Hitchcock demuestra su maestría en la utilización del ritmo narrativo pero, sobre todo, se revela como un auténtico maestro a la hora de manejar a su antojo al espectador para dirigirle justo adonde él quiere. La película comienza como una historia de amor y luego se transforma en una especie de novela policiaca disfrazada de road movie. Cuando la protagonista es asesinada a la media hora de proyección el espectador ya no las tiene todas consigo. Quedan dos tercios de la película y el horror ha alcanzado su clímax. El robo, cuestión que parecía capital en los primeros minutos, repentinamente carece de importancia, desaparece, mientras la misteriosa presencia de la madre de Norman nos hace estar alerta. Sir Alfred nos da así una estupenda lección sobre lo que es el auténtico ritmo narrativo.
El argumento, basado en la novela homónima de Robert Bloch, es narrado de una manera totalmente innovadora. La historia de Norman Bates, el psicópata asesino mujeres que regentaba un motel de carretera en un lugar tenebroso sólo se nos da a conocer al final de la película. 
Con unos personajes en principio simples, pocos diálogos y un argumento sencillo en líneas generales se crea un andamio de retazos narrativos que cautivan y conmueven sin remedio al espectador. Las imágenes lúgubres de la casa de los Bates, los pájaros disecados, la pertinaz lluvia, la destemplada e inquietante música de Bernard Herrmann, las inteligentes angulaciones de cámara y la ausencia de color son algunos de los elementos que contribuyen a crear este ambiente angustioso y particular de Psicosis.
La escena de la ducha paso a paso. 
Si Psicosis es una obra maestra, no lo es solamente por tener un estupendo guión, sino por haberlo combinado con una magnífica puesta de escena, un excelente tratamiento de la imagen, una acertada y muy elaborada música, y un extraordinario montaje.
En este sentido es realmente difícil resistirse a elegir la famosa escena de la ducha para comentarla. Aquí ofrezco una detallada descripción de la misma.
La secuencia del asesinato de Marion dura exactamente tres minutos y cuarenta y cinco segundos. Empieza con plano medio corto, luego un primerísimo primer plano que muestra la mano de la actriz escribiendo en una libreta; después el plano vuelve al del comienzo de la escena hasta que la actriz se pone en pie. A continuación la cámara sigue a la actriz hasta el baño, en un plano general corto.
Al entrar al baño, se muestra nuevamente un primerísimo primer plano de la mano, arrojando el papel que antes escribía, en el inodoro del baño, imagen que al parecer escandalizó al público de la época. La cámara vuelve a un plano medio corto, hasta que la actriz se desviste y entra a la bañera. Se generan varios planos medios cortos, que van cambiando, mostrando diferentes ángulos de la escena, desde los pies hasta la cabeza. Hitchcock aprovecha también para introducir un plano subjetivo, o desde el punto de vista del personaje, del agua saliendo por la alcachofa de la ducha, pero en seguida vuelve a un plano medio corto de la cara de la actriz.
Durante el asesinato del personaje de Marion, también se registran primerísimos primeros planos, de la cara, la boca, los ojos y las manos, intercalados entre los planos cortos y medios cortos, incrementando así el terror de la escena. También se introducen algunos planos subjetivos enfocando al asesino.
La combinación de los planos es de tan corta duración y los ángulos tan variados (normal, picado, contrapicado) que la secuencia resulta más impactante, más subjetiva, más incontrolada, y más violenta de lo que las imágenes presentarían en un ángulo más amplio y un montaje mas pausado. Según afirmó Hitchcock la cámara ocupó setenta posiciones distintas en la filmación de esta escena y tardó siete días en filmarla.
Al finalizar el asesinato, el plano se fija en la cara de la actriz, mientras que esta se va cayendo recostada contra la pared; se trata de un plano secuencia, porque sigue al personaje hasta que esta termina de caer. Al finalizar la escena Hitchcock encadena la siguiente realizando un plano detalle del desagüe de la bañera que da paso al plano detalle del ojo de Janet Leigh.
Con respecto a la música decir que el ruido de la cortina da la entrada al popular pasaje de Bernard Herrmann. Este es el momento en que se crea más tensión mediante la combinación de la música y la imagen en toda la película. El ritmo de esta música se compenetra con algunos cortes entre toma y toma. Incluso en alguna ocasión parece que el cuchillo se mueve literalmente al ritmo de la música.
Cuando el asesino se marcha, cambia el ritmo de tomas, y el ritmo de la música. La melodía, mezclada con la respiración de Marion Crane tiene la misión de continuar con esa sensación de que lo que hemos visto es realmente horripilante.
Para concluir recordaré la importancia de Psicosis en el mundo del celuloide afirmando que la historia del psicópata asesino ha sido copiada hasta la saciedad desde que apareciera en la pantalla un tipo joven, alto y esbelto, con cara de niño bueno y que regentaba un motel de carretera perdido en algún lugar entre Phoenix y el norte de California.
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Ficha de la película Hitchcock en Filmaffinity
Ficha de Psicosis en Filmaffinity
Ficha del remake de Psicosis dirigida por Gus Van Sant en Filmaffinity
Vida y obra de HItchcock en Wikipedia
Interesante vídeo comparando la escena de la ducha de Psicosis entre las películas de Alfred Hitchcock y Gus Van Sant. (Via iwrite.es)
El Suspiro Amarillo acaba de salir a la venta en papel y ebook gracias a Amazon. ¿Quieres saber por qué decidí autoeditarme? ¿Por qué elegí Amazon? ¿Estás pensando en publicar tu libro? A continuación, mis razones para hacerlo con CreateSpace y un breve tutorial para conseguirlo.
¿Por qué autoeditar?
Puedes tener muchos motivos para autoeditar tu obra: porque las editoriales no se hacen eco de tu libro, porque quieres verla publicada sea como sea, que tu trabajo te ha costado, o porque crees fielmente en el modelo de la autoedición.
En mi caso hay un poco de las tres cosas. A pesar de que soy un convencido del modelo de autoedición, reconozco que empecé enviando mi novela por los canales de distribución tradicional. Tras recibir de varias editoriales, a los dos o tres meses, una carta modelo diciendo que no publicamos a autores noveles o que la novela nos…
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Limpiando el polvo a la biblioteca (cosa que hago menos frecuentemente de lo que debiera) he descubierto que tengo más libros de los que recordaba que tratan sobre cine. Los he ido ojeando, recordando lecturas y me ha parecido buena idea comentar algunos en este blog. 
Entre los títulos que tengo he encontrado Introducción a una verdadera historia del cine de Jean-Luc Godard, uno de lo grandes, donde se recogen las transcripciones de una serie de charlas del cineasta en torno a proyecciones de películas suyas y de otros que le habían influido.
Cómo dirigir cine, de Terence St. John Marner, es otro curioso título publicado por primera vez en 1974 (mi reedición es de 2004) y por lo tanto algo antiguo y posiblemente anticuado, pero muy divertido en su planteamiento pues los textos van acompañados de una serie de dibujos y fotografías explicativas.
Relacionados con el mundo del guión de cine han aparecido entre las estanterías Cómo llegar a ser un guionista excelente de Linda Seger, autora que tiene infinidad de libros sobre el tema y también han emergido unas muy pero que muy recomendables Estrategias de guión cinematográfico de Antonio Sánchez-Escalonilla en una excelente edición de la editorial Ariel. Digo que estas estrategias son muy recomendables porque considero no solo que sirven para desarrollar un guión de cine sino que pueden ayudar a cualquier escritor de historias, ya sea novelista o autor de relatos. El libro abarca todo el proceso de creación de una historia con una minuciosidad y profundidad asombrosas.
Siguiendo esta temática de guiones y guionistas es de obligada mención el célebre y divertidísimo libro de William Goldman Las aventuras de un guionista en Hollywood. Se trata de un hilarante y finísimo retrato de las peripecias de un escritor en la jungla del cine americano y un manual clarividente de cómo se escriben guiones.
En relación al lenguaje cinematográfico recomiendo encarecidamente El cine en 7 películas de Pablo de Santiago y Jesús Orte. Es una guía básica que responde a preguntas habituales que todo cinéfilo se ha hecho alguna vez: ¿Qué es un barrido? ¿Qué es un flah-back? ¿Cómo se crea tensión con un plano detalle? ¿Qué es un plano americano? ¿Qué es un McGuffin? Los autores se ocupan de estas cuestiones y de otras muchas con un estilo ameno y las ilustran con más de 300 fotogramas de siete películas memorables.
De la relación entre literatura y cine destaco el formidable y ya clásico ensayo de Pere Gimferrer Cine y literatura, en el que el autor analiza las relaciones entre el lenguaje literario y el cinematográfico, la novela y el cine, y el teatro y el cine. Dentro de este universo de coqueteos entre literatura y cine también quiero mencionar un libro de amor-odio entre autores y celuloide que me parece muy interesante: Escritores de cine, de José María Aresté. 
Se narra aquí de modo apasionante la relación de doce escritores, de muy distinto pelaje, con el séptimo arte. Entre los personajes abordados se encuentran Graham Greene, Truman Capote, Paul Auster, Ray Bradbury, William Faulkner o el mismísimo Enrique Jardiel Poncela.
Por último, hablando de las curiosidades que ofrece el cine, recordaré aquí un libro del que ya hablé en este blog. Se trata de Alégrame el día de Jesús Palacios, una mirada curiosa del cine de Hollywood a través de sus mejores frases.
Cómo veis, encontré material e información suficiente como para realizar una película completa. De momento solo me he atrevido con esta entrada de blog. Algo es algo ¿no?
Hoy en día cualquiera puede ser un fotógrafo en potencia: la gran cantidad de dispositivos electrónicos que tenemos a nuestro alcance nos permiten inmortalizar aquellos momentos que creemos únicos con mayor o menor gracia. Sin embargo, convertir aquella instantánea en una pieza de museo no es una tarea tan sencilla, ya que para ello se necesitan grandes dosis de talento, disciplina y una visión muy personal de la realidad, cualidades de las que ha hecho gala Chema Madoz a lo largo de toda su trayectoria como fotógrafo, un hábil artista capaz de transformar objetos cotidianos en imágenes cargadas de poesía para, así, crear un mundo onírico propio que podremos descubrir en Ars combinatoria, la retrospectiva sobre sus últimos 30 años de carrera que se inauguró el pasado 9 de abril en La Sala d’exposicions La Pedrera de Barcelona.
Lejos quedan aquellos tiempos en los que Chema Madoz (Premio…
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“Somos a la vez reales e imaginarios. El mundo es lo que es y lo que pensamos que es. Somos lo que somos y lo que creemos que somos”
Alejandro Jodorowsky
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Me topé con esta jugosa reflexión de Jodorowsky justo cuando estaba terminando de leer El sueño del otro de Juan Jacinto Muñoz Rengel y en ese momento me pareció muy apropiada para espetársela a los dos personajes principales de la novela si hubieran podido oírme.
La narración contiene tal con-fusión de realidad e irrealidad, de sueño y vigila, que ha acabado contagiándome y en ocasiones me he soñado a mi mismo hablando con Xavier o con André, con André y con Xavier, explicándoles que los tres somos reales e imaginarios a la vez, que nuestro mundo es el que es y el que imaginamos. Me otorgo el privilegio de hablar con los personajes de la novela puesto que ahora forman parte de mi mundo interior, de mis sueños y también de mi realidad. Ellos no existían para mí hasta que los leí. Yo no existía para ellos hasta que fueron leídos. El uno para el otro tampoco existía hasta que se soñaron. Y es que una agotadora sensación de percibir al otro durante el sueño, un inquietante juego de espejos, es la esencia que impregna la novela. Por cierto, que esos espejos no son deformantes, salvo en algunos pasajes, como lo son los del Callejón del gato valleinclanesco, sino que arrojan una sorprendente imagen de realidad que podemos reconocer e identificar fácilmente.
Xavier, profesor de instituto, sueña que es André, director de informativos. André, triunfador y mujeriego, sueña que es Xavier, perdedor y exmarido. Dos hombres que se sueñan mutuamente. Así dicho parece un argumento sencillo, fácil de llevar al papel y que además quizá nos evoque otras historias, otras narraciones de la literatura universal; véase Borges, Poe, Maupassant, Cortázar, etc. Pero tal apuesta argumental no es en absoluto sencilla y el planteamiento de Muñoz Rengel resulta bastante osado, original y ambicioso al mantener una tensión constante a lo largo de doscientas noventa y nueve páginas con la esencia misma del yo, del otro, del doble, insertando esa tensión en una realidad cotidiana dentro de una sociedad como la actual que se tambalea debido a la recesión económica, la corrupción política, la manipulación de los medios, los abusos de las grandes compañías y de las entidades bancarias.
Tuve la suerte de asistir a la presentación de la novela que tuvo lugar en la librería La central de Callao el día 5 de Febrero de 2013. Allí, el escritor José María Merino, invitado de excepción para comentar y charlar sobre el libro, habló de distopía (lo contrario justamente de la utopía), de la importancia del tema del doble en la historia de la literatura, y preguntó al autor, entre otras cosas, sobre el tema del yo en su novela. Muñoz Rengel confesó que no solo quiso tratar el tema del yo sino minarlo directamente desde su base, intentando provocar que aquellos que se adentren en la narración reflexionen, se hagan preguntas, se impresionen. Si su objetivo era sobrecoger al lector creo sinceramente que ha conseguido su objetivo. Al mismo tiempo, como ya hizo en El asesino hipocondríaco (su anterior novela, de la cual ya hablé en este blog), Muñoz Rengel logra entretener y enganchar desde el principio.
He leído ya bastantes reseñas sobre el libro puesto que sigo al autor en las redes sociales, y con bastante frecuencia diferentes medios y blogs tratan la novela. En casi todas ellas se habla del argumento principal, de la importancia de lo fantástico en la literatura, del intrigante universo de lo onírico, de cómo la literatura es un buen instrumento para analizar la realidad, y todas las cuestiones relativas al significado y alcance de la novela. Sin embargo me sorprende no encontrar más opiniones sobre el oficio de escritor que el autor malagueño ha llevado a cabo en este estupendo libro, el arduo trabajo narrativo de pico y pala que subyace bajo la trama principal. En mi opinión la construcción de la novela es un prodigio de arquitectura narrativa. Tal vez parezca una opinión exagerada pero creo que la manera en que Muñoz Rengel vertebra la historia, las historias, es magistral. Nos va dando desde el principio pequeñas píldoras, pequeñas pistas que diseminadas a lo largo del texto nos hacen estar atentos a lo que ha ocurrido y sobre lo que va a ocurrir mientras avanzamos en la lectura, una lectura apasionante sobre dos vidas recíprocas que se van fundiendo, confundiendo y refundiendo magistralmente hasta llegar al desenlace final.
Además el autor deja claro una vez más que es un excelente prosista. Muñoz Rengel utiliza un vocabulario preciso, un estilo depurado y elegante que incita a paladear cada párrafo leyéndolo en voz alta. Da gusto leer la frase justa, la oración precisa, el dialogo apropiado. No sobran ni faltan palabras en ninguna de las páginas del libro.
Os animo a que os dejéis conquistar por esta aventura onírica de universos diversos aun a riesgo de que después empecéis a soñar la vida de otro.
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DATOS DEL LIBRO
- Nº de páginas: 304 págs.
- Encuadernación: Tapa blanda
- Editoral: PLAZA & JANES EDITORES
- Lengua: ESPAÑOL
- ISBN: 9788401353574
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Página web del autor: http://www.juanjacintomunozrengel.com/
El autor en Facebook: https://www.facebook.com/juanjacintomunozrengel
El autor en Twitter: @jjmunozrengel
Aunque no es nada nuevo, y ni siquiera reciente (baste como ejemplo los Cuentos de un minuto que István Örkény publicó en 1947), es interesante observar cómo en estos últimos años ha crecido el interés del público por la llamada microliteratura cuyas manifestaciones más patentes son el haiku dentro del género poético y el microrrelato dentro del género narrativo. Al mismo tiempo que el interés de los ávidos lectores que, tal vez influidos por los célebres 140 caracteres, buscan historias breves para leer mientras esperan un metro o aguardan a ser atendidos en alguna ventanilla, el interés de los escritores noveles aumenta también hacia este tipo de escritura.
Para agrado de unos y ayuda de otros surge 63 claves para escribir buenos microrrelatos, publicado por la editorial El desván de la memoria. El libro ofrece una antología de 63 obras del I Certamen Internacional Mundopalabras de Microrrelatos, acompañadas de 63 consejos o claves para adentrarse en la técnica de la micronarración.
He disfrutado mucho tanto con la lectura de los microrrelatos como con las recomendaciones que acompañan a cada uno de ellos aunque confieso que tal vez lo haya leído demasiado rápido pues tan solo tiene 80 páginas y no estaría de más hacer una relectura algo más atenta y concienzuda para extraerle todo el meollo.
Alguno de los relatos son sencillamente geniales y la mayoría de ellos muy buenos. Os aseguro que no es una lectura improductiva, sino más bien lo contrario. Os animo a que lo leáis.
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Podéis leer una muestra del libro aquí: http://www.tallerliterario.net/63claves2.htm
La página de la editorial aquí: http://www.editorialeldesvan.com/
Datos del libro
- Nº de páginas: 76 págs.
- Encuadernación: Tapa blanda
- Editoral: EL DESVAN DE LA MEMORIA
- Lengua: ESPAÑOL
- ISBN: 9788493880934
Todos los que escribimos, ya sea de manera amateur o profesionalmente, tenemos siempre el temor de que puedan robarnos nuestra idea para un guión, novela, relato, o de que nos plagien nuestros versos o que alguien se apropie directamente de nuestra obra. Sobre todo si estás dispuesto a enviar tu creación a diferentes concursos aquí y allá has de pensar en tomar ciertas precauciones, y por supuesto la mejor precaución de todas es registrar tu obra. En principio no es necesario registrar una obra para protegerla ya que esta se protege desde el momento mismo de su creación recibiendo el autor la plena protección de la ley en ese momento. Por lo tanto la inscripción de nuestra criatura en el Registro de la Propiedad Intelectual es absolutamente voluntaria y opcional.
Pero si bien es verdad que la Ley de Propiedad Intelectual protege convenientemente al autor uno se queda más tranquilo cuando presta, envía o muestra su obra a terceros una vez que se ha realizado la inscripción en el Registro. Y en este momento, registrar una obra es más fácil que nunca.
Escribo esto porque hace unos días al buscar información en Internet sobre la ubicación del Registro, tasas de inscripción, etc, puede ver que la información anda algo enrevesada y sobre todo obsoleta. Lo sé de buena tinta puesto que esta mañana he estado en el registro y he inscrito dos obras. Hacía tiempo que no había vuelto a registrar nada y hay algunas cosas que han cambiado. He ido preparado con las hojas de solicitud rellenas y firmadas, con la fotocopia del DNI y con dinero para pagar en el banco las tasas de inscripción pero al final no me ha hecho falta nada de eso. Me explico: tan solo es necesario llevar la obra encuadernada y tu DNI. Si llevas tarjeta de crédito encima puedes pagar directamente allí, evitando así tener que ir al banco y volver con el justificante de pago al Registro. He tardado menos de diez minutos en registrar dos libros de poemas.
La dirección actual (puesto que ha cambiado hace no mucho) de la oficina del Registro de la Propiedad intelectual en Madrid es la siguiente:
Dirección: c/ Santa Catalina, 6 (entreplanta derecha)
28014 – Madrid
Horario: de 9 a 14 horas
Teléfono: 91 720 82 43
Correo electrónico:
propiedad.intelectual@madrid.org
Para consultar la ubicación de otros registros territoriales en España podéis hacerlo aquí.
Existe la posibilidad de registrar la obra de forma telemática para aquellos que dispongáis de poco tiempo u os suponga un inconveniente desplazaros. Aquí se explica la manera de hacerlo.
Por último comentar que la inscripción en el Registro de la Propiedad Intelectual no protege el título de la obra, sino tan solo el contenido, por lo que se pueden agrupar varias obras bajo un mismo título y así economizar gastos. Las tasas en este momento, en el caso de obra literaria, son de 13,20 € por cada inscripción. Si agrupamos todos nuestros libros de poemas, por ejemplo, bajo un mismo título y los encuadernamos todos juntos tan solo habría que pagar una sola vez las tasas. Desafortunadamente yo me enteré hoy mismo.
Espero que esta información sirva de ayuda.
Un camino de ida y vuelta.
Entre sus últimas obras destacamos ‘El Evangelio de San Juan’, que representó en la Catedral de Málaga (imagen de la derecha) y de sus numerosos premios: la medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, que le entregaron SS.MM. los Reyes de España, y la Medalla de Andalucía 2012. Rafael Álvarez, El Brujo (Lucena, Córdoba, 1950) actor y dramaturgo,nace En Lucena (Córdoba), titulado por la Real Escuela Superior de Arte Dramático y actúa en montajes teatrales de diversas compañías. En 1988 es cofundador de productoras y de su propia compañía. Ha compaginado con el cine y la televisión (‘Niño nadie’, de José Luis Borau; ‘Pajarico’, de Carlos Saura; ‘Lázaro de Tormes’ de Fernando Fernán Gómez, la serie ‘Juncal’, de Jaime de Armiñán). Además, ha participado en los festivales de España y de otros países.Una entrevista concedida a diocesismalaga.es y realizada por Beatriz Lafuente.
B.L…
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Si no me equivoco era Borges quien decía «Si no da placer, un libro debe abandonarse de inmediato». Ahora que escribo esta frase recuerdo que mi querido profesor de Literatura en el instituto siempre nos comentaba que García Márquez decía algo parecido, algo como «Si un libro no te ha interesado en la tercera página déjalo y coge otro», aunque también nos advertía de que tal vez el escritor colombiano pecara de excesivo con su opinión.
Excesivo o no, yo siempre he tenido estas máximas presentes cuando he empezado un libro y las he cumplido a rajatabla me temo, pero no he tenido que utilizarlas con El asesino hipocondríaco de Juan Jacinto Muñoz Rengel. Más bien al contrario pues el libro me interesó, no sólo desde la primera página si no desde el título, y además me ha dado mucho placer (perdonad lo pecaminoso de la expresión).
Cuando tu pareja te ve leyendo, te escucha soltar una carcajada y te pregunta ¿De qué te ríes? entonces es que la cosa va bien. Cuando te ve absorto en la lectura y te dice ¿Y esa cara? y tu no sabes que decir, es que el libro te ha atrapado sin remisión. Cuando finalmente ve que lo terminas en poco más de tres días y te dice ¡Quiero leerlo! es que el libro ha triunfado totalmente. Está claro: El asesino hipocondríaco engancha y da placer.
Y engancha porque el personaje principal, el señor Y., es un asesino profesional, con la hipocondría como única compañera, con el que conectas desde el principio. Es un tipo contradictorio, hipersensible y vulnerable, condiciones que no son muy habituales en un asesino ni muy recomendables para realizar su trabajo. De hecho, recibe el encargo de asesinar a alguien y a pesar de sus dificultades físicas y psicosensoriales no ceja en su empeño de acabar su «misión» ya que es un hombre de moral kantiana.
El libro tiene una clara veta de novela negra mezclada con humor, pero no con humor negro, sino humor en ocasiones absurdo y en ocasiones sarcástico, irónico, pero en todo caso humor finísimo e inteligente que me ha recordado mucho al de Eduardo Mendoza. Hay situaciones delirantes y disparatadas que tienen total verosimilitud y coherencia dentro del universo del protagonista, desde el cual el lector percibe la realidad.
Me he alegrado mucho de que el escenario donde se desarrolla esta realidad sea el centro de Madrid, tal vez porque es mi hábitat natural o tal vez porque soy un enamorado de mi barrio de toda la vida y puedo reconocer perfectamente cada calle, cada rincón y cada esquina que se cita en la novela. De hecho trabajé durante años en la misma calle por la que deambula frecuentemente la victima del señor Y. ¿Cómo no sentirse atrapado por la lectura? Las descripciones de lugares son tan exactas como la descripción de los síntomas y las causas de las enfermedades que se citan, que son perfectamente conocidas por el protagonista, asesino culto y casi diría erudito.
Esa erudición, es la que le da pie al señor Y. a hablar con extremada naturalidad de ilustres hipocondríacos de la literatura y la filosofía: Proust, Molière, Poe, Voltaire, Kant, y muchos otros. Alternando la acción narrativa con la digresión cultural, se podría decir didáctica, Muñoz Rengel nos descubre los aspectos menos conocidos pero más humanos de todos esos grandes escritores, poetas y pensadores.
Sinceramente, creo que la lectura de esta novela es un imperativo categórico, tanto si se es una persona de moral kantiana como si no.
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Título: El asesino hipocondríaco
Autor: Juan Jacinto Muñoz Rengel
Editorial: Plaza & Janés
Nº de páginas: 217
ISBN: 978-84-01-35225-6
Página web del autor: http://www.juanjacintomunozrengel.com/
Entrevista a Juan Jacinto Muñoz Rengel en Página 2
Una vez haya levantado las dos membranas movibles cubiertas de piel y con armazón cartilaginoso que sirven para resguardar los ojos y que convencionalmente llamamos párpados respire hondo, piense por un segundo dónde se encuentra y qué hora será. Dirija la vista girando suavemente la cabeza hacia ese artefacto compuesto de mecanismo, números y dos agujas al cual llamaremos reloj (o despertador si entre sus funciones cuenta con la de alarma) y que normalmente está en la mesita al lado de la cama. (Nota: en los relojes llamados digitales será inútil buscar las agujas ya que carecen de ellas)
Cuando haya confirmado su ubicación y la hora exacta saque sus extremidades superiores de la pieza de algodón o cualquier otro tejido que sirve para cubrir la cama y que usamos para protegernos del frío cuando estamos en brazos de Morfeo. Estire primero la extremidad superior derecha (a la que llamamos brazo) y después, lenta y acompasadamente la extremidad superior izquierda (a la que también llamamos brazo. La coincidencia de nombre entre el brazo y el brazo hace más difícil la explicación).
Con los brazos estirados sobre la cabeza abra la boca, relaje los párpados antes mencionados y coja aire enérgicamente con el fin de oxigenar su cerebro. A esta acción se le denomina bostezar y puede realizarse en lugares diferentes a la cama varias veces al día pero con cierta precaución, ya que en la oficina, en una reunión o cualquier otro evento de tipo social puede ser considerado de mal gusto.
Seguidamente y después de remolonear un rato retire la pieza textil que le cubre (a la que se puede llamar sábana, colcha o edredón según el caso) y dispóngase a levantarse. En primer lugar mueva ligeramente la extremidad inferior derecha (a la que llamamos pierna) y llévela despacio pero de forma segura hasta el borde de la cama dejándola colgar ligeramente. A continuación apoye con energía las extremidades superiores (brazos) en la superficie horizontal de la cama y con un ligero empujón lleve su extremidad inferior izquierda (a la que también llamamos pierna) a la paralela de la extremidad inferior derecha. De esta manera y sin demasiado esfuerzo obtendremos la postura conocida como sentado/a (la misma que usamos para comer, estudiar, etc.)
Permanezca en esta posición durante treinta segundos o más mientras piensa en lo que se le avecina en el día que comienza. Pasado este tiempo utilice las partes finales de ambos brazos (a las que denominamos manos) apoyándolas firmemente en el borde de la cama y practicando un ligero impulso con el fin de colocarnos en una posición erguida.
Una vez conseguida esta postura comience a andar normalmente, prepare un café, encienda un cigarrito…
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